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domingo, 1 de noviembre de 2009

PRINCIPIOS DE FE 5ª Parte : PRINCIPIO DE FOCO


Dios te bendiga!!.

Si algo caracteriza este día en que nos ha tocado vivir, es la dispersión mental en la que el ser humano vive. No es de extrañarse que se vean pocos milagros y maravillas. Al cristiano se le hace muy difícil hacer foco en Dios y su poder y no encuentra la concentración necesaria para llegar al punto de tener certeza y convicción en lo que Dios ha prometido y en su poder para respaldarlo.
El principio inmutable de fe de foco nos dice que el poder está en Dios, no en el hombre; por lo cual lo principal en lo que debemos enfocarnos, aún por encima de lo que queremos recibir es en:

LA FUENTE DE TODA BUENA DÁDIVA

Toda persona desea recibir, muchas personas reciben, pero recibir por sí mismo no es necesariamente provechoso a largo plazo. Por esta razón Santiago advierte ante el error de recibir de cualquier lado:

Santiago 1:16,17

16 Amados hermanos míos, no erréis.
17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Lo alto, se refiere al reino espiritual donde Dios es quien gobierna. Hay otras fuentes de dádivas, humanas y espirituales, pero no hay garantías de que sean “buenas dádivas”. El título “Padre de las luces” enfatiza la fuente de luz en contraste con las tinieblas. Puede sonar extraño, pero hay dádivas del lado de las tinieblas… son aparentes dádivas porque al final el precio que se paga es alto.

Proverbios 10:22

La bendición de Jehová es la que enriquece,
Y no añade tristeza con ella.

Dios derrama sus bendiciones sobre aquellos que creen, éstas no conllevan ningún tipo de pago doloroso, o contracara de tristeza.

Son bendición pura.
Hay una necesidad innata en el hombre de recibir aquello que necesita de otra fuente que no sea él mismo.
Ya de pequeños necesitamos de nuestra mamá y papá o de alguien que nos tome a su cuidado para suplir todo aquello que somos incapaces de proveernos a nosotros mismos.
Luego al crecer, adquirimos cierta independencia, pero seguimos siendo necesitados espirituales, incapaces de proveernos a nosotros mismos de las grandes necesidades que tenemos: vida eterna, esperanza, amor, gozo, paz.
Entonces comenzamos a procurarlas de las más diversas fuentes; algunos buscan en la religión, del tipo que sea, otros en si mismos, otros en el humanismo, las drogas o en cualquier cosa que aparentemente pueda suplir su necesidad interior.
Lo paradójico es que buscando desesperadamente suplir aquello que por naturaleza humana deseamos, muchas veces terminamos hallando lo contrario.
Un sobresaliente ejemplo de esto fue el cantante de la banda de rock australiana INXS, Michael Hutchense, que en lo más alto de su carrera, teniendo todo lo que un ser humano “normal” podría aspirar: fama, dinero, el mundo a sus pies, en 1997 terminó con su vida en un hotel de Sydney.
Y no es el único caso, hay muchos similares, pero… ¿qué sucede? ¿Si la mayoría de la gente se consideraría feliz teniendo esas cosas? ¿La felicidad conduce al suicidio?
Evidentemente no toda dádiva es buena, hay cosas que el hombre recibe que terminan acarreando un dolor insoportable a su alma.
Es por esta razón que lo primero a tener en cuenta cuando hablamos del principio de foco, es hacer foco en la fuente de toda buena dádiva: Dios.
Si usted va a buscar respuestas para su vida: salud, prosperidad, felicidad, realización personal o lo que fuera, tenga en cuenta primeramente en que fuente va a buscarlo.

CISTERNAS ROTAS

Dios se quejó de su pueblo por boca del profeta Jeremías y les hizo saber su desagrado con estas palabras:

Jeremías 2:4,5

4 Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.
5 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?

Dios estaba enojado con su pueblo porque aún habiendo recibido de Él sólo lo bueno, lo trataron como malo, lo desecharon y buscaron dádivas de otras fuentes, fuentes vanas, lo cual significa sin verdadero provecho. Un poco más adelante les dijo:

Jeremías 2:13

Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

Dios acusó a su pueblo de cometer básicamente dos males:
Primero: Dejaron a Dios, le fueron indiferentes, no consideraron su camino.
Dios se compara a si mismo con una fuente, un manantial del que fluye continuamente agua viva.
Segundo: Cavaron para sí cisternas rotas que no retienen agua.
La fuente es un recurso natural vivo, inagotable, renovable, creado por Dios.
La cisterna es una invención del hombre para retener agua, lo cual al no fluir, es limitada y produce estancamiento y contaminación.
Además al estar rotas, sus limitados suministros se pierden.
Todo este capítulo de Jeremías gira sobre este punto principal.
El hombre haciendo sus propios sistemas de conductas, de provisión, incluso de fe aparte de Dios.
Al dejar a Dios, la fuente de agua viva, la fuente de toda buena dádiva, se comienzan a inventar caminos alternativos para suplir sus profundas necesidades, lo cual lleva por estar basado en lo cambiante, limitado y engañoso, al dolor.
El Salmo 106 nos habla de las cisternas rotas que el pueblo de Dios construyó para si mismo:

Salmos 106:35,36

35 Antes se mezclaron con las naciones,
Y aprendieron sus obras,
36 Y sirvieron a sus ídolos,
Los cuales fueron causa de su ruina.

No fue la mala suerte la causa de su ruina, ni sus enemigos, ni la crisis mundial, fueron los ídolos.
Cuando se habla de idolatría, la mente occidental se remonta a imágenes del pasado talladas en piedra relacionadas con la ignorancia de personas bárbaras e ignorantes.
Pero hoy, en un mundo supuestamente instruido y liberal, vivimos tiempos de severa y rampante idolatría.
Multitudes enormes literalmente adoran y rinden servicio a los ídolos. Sólo por mencionar nuestro país: los innumerables llamados santos, el gauchito Gil, María, e incluso algún artista muerto prematuramente son rápidamente idolatrados por miles de fieles.
Sin hablar del ídolo máximo y supremo de nuestra cultura que es el dinero, una cosa inanimada por la cual el mundo de desvive como si fuera la fuente de toda dádiva.
Al respecto la epístola de Colosenses advierte que la avaricia (amor al dinero, confianza en él) es idolatría (Colosenses 3:5).
Necesitamos claridad en las promesas y foco en el Dador de las promesas.
JESÚS : LA SALVACIÓN DE DIOS
La tendencia ante la necesidad es hacer foco en ella, lo cual no conduce sino a más necesidad.
Jesús llamó la atención de la gente sobre sí mismo, no sobre sus necesidades.
Si la gente se enfocaba en él con fe, recibiría, y él lo sabía.

Lucas 4:14

Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.


El nombre hebreo de Jesús es YAHSHUA: YAH, la forma abreviada de YAHWEH (el nombre de Dios), y SHUA una forma abreviada de JESHUA: salvación. Jesús es la salvación de YAHWEH, es la manifestación salvadora y redentora de Dios, su amor, su poder, su bondad, su misericordia y buena voluntad para con el hombre.
Es la concreción de todas las promesas de Dios hechas al hombre desde la antigüedad.
Jesús vino al mundo e hizo las grandes señales y maravillas que hizo por fe y para fe.
En ocasión de sanar al hijo de un oficial del rey dijo:

Juan 4:48

Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.

Las señales que el hizo las hizo por creencia en el poder de Dios que estaba con el, y las hizo para que la gente alcanzara la salvación de Dios por medio de él.
En su oración previa a la resurrección de Lázaro dijo en voz alta, de manera que todos lo oyeran:

Juan 11:41,42

41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

Necesitamos quitar los ojos de nuestras necesidades, lo cual no significa no reconocerlas, sino más bien no hacer foco en ellas, y colocarlos en la salvación de YAHWEH, eL Hijo de Dios quien tiene poder para suplir de parte del Padre de las luces todo lo que nos falta.
El relato a continuación nos ilustra la tendencia humana de hacer foco en la necesidad por encima del suplidor:

Lucas 17:11-19

11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos
13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Diez sanados, un agradecido.
Diez con el foco en su necesidad, uno con el foco en el dador de la vida.
Es una estadística de nuestro tiempo.
Hagamos foco en Dios para ser parte de este 10 % agradecido.
Hace muchos años atrás fuimos con unos creyentes a visitar a una señora que asistía a las reuniones en mi hogar.
Cuando llegamos, apresuradamente nos llevó a la casa de una amiga suya que vivía a metros de su casa.
Al entrar, la encontramos en un ataque de nervios. Alrededor de dos horas de contención nos llevó que pueda salir del estado en el que estaba. Quería suicidarse allí mismo y si Dios no nos hubiera llevado allí probablemente lo hubiera hecho.
Su situación era desesperante, tenía varios hijos y era el único sostén de su familia, su marido estaba preso y la fianza para que pueda salir en libertad a ocuparse de su familia era un número inalcanzable para ella. Faltaban quince días para las ferias judiciales lo que hacía que todo fuera más difícil y que la espera pudiera prolongarse mucho más de lo soportable.
Estaba en la ruina total.
La ayudamos con lo que podíamos pero fundamentalmente le pedimos que viniera a las reuniones y le prometimos que oraríamos por su situación específica, le prometimos que Dios era un Dios de imposibles y que todo se revertiría pronto.
Ella se mantuvo firme, todos nos mantuvimos orando con fe, y así fue, a los quince días su marido estaba en casa y pronto su situación se normalizó.
El milagro se produjo y su vida dio un vuelco tal, por la gracia de Dios, que ella jamás lo hubiera soñado.
Nunca volvió a darle la gloria a Dios.
Cuando su necesidad se fue, ella también se fue.
Incluso esquivaba a su amiga para que no la invite a la reunión.
No es el único caso que vi, pero siempre me pesa en el corazón ver este tipo de respuesta ante al gran amor de Dios.
Jesús dijo al leproso sanado: Tu fe te ha “salvado”.
La sanidad es la necesidad terrenal suplida, la salvación es la gran necesidad espiritual suplida.
Jesús es la salvación de Dios.
El principio de foco es hacer foco en Dios y en su hijo Jesucristo aún por encima de la necesidad misma.
Es enfocarse en el Dador por encima del don, y el don fluirá libremente para usted en la medida de la gracia amorosa de Dios.
Jesús ayudó a quienes querían recibir de Dios a hacer foco en él, aún en las peores circunstancias.
Cuando estamos en medio de la necesidad es cuando la tentación de mirar alrededor y amedrentarnos es más fuerte.
Pedro caminando sobre las aguas perdió el foco en Jesús por mirar el fuerte viento y la tormenta a su alrededor y comenzó a hundirse.
Un caso similar al de Pedro está registrado en Lucas 8:

Lucas 8:41-42,49-55

41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.
Y mientras iba, la multitud le oprimía.
49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.
54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.

Vuelva por favor a los versículos 49 y 50 de este relato y preste atención a lo que sucede.
El fuerte viento y la tempestad para Jairo es la gente… “ya deja de molestar al Maestro, tu hija ha muerto”.
La gente le hizo lo mismo al ciego Bartimeo, le decían que se calle, que no moleste al gran Jesús, que se conforme con su necesidad.
Jairo necesitó, al igual que Pedro, la asistencia de Jesús.
Póngase en sus sandalias por un momento, su hija ha muerto, ya todo está perdido, ya es tarde, es desesperante.
El miedo, la confusión y el dolor le ganan.
Pero entonces escucha a Jesús: No temas; cree solamente, y será salva.
El brazo de Yahshua lo sostiene antes de que caiga, lo vuelve al foco de fe, lo rescata de la tormenta del temor para traerlo al poder de la fe nuevamente.
Jairo no entiende mucho lo que está pasando pero confía, sigue caminando junto a Jesús, sigue avanzando a pesar de todo y de todos pues el hijo de Dios está a su lado.
Los incrédulos que lloraban, se lamentaban y burlaban se quedaron afuera, solo entraron con Jesús los que tenían fe, y el poder de Dios en la declaración de Jesús volvió el espíritu a la niña.
Yo no se cual es su necesidad hoy, pero necesita hacer foco en el hijo de Dios que quiere y puede suplir lo que necesita, no importa lo que la gente diga, no importa lo que las circunstancias indiquen, ni siquiera importa sus propios límites, lo que importa es el poder de Dios en el nombre de Jesús.
Enfóquese en él y declare la promesa con certeza y convicción, diga amén al si de Dios y el milagro ocurrirá tan ciertamente como que la hija de Jairo volvió a la vida.
EL PODER Y LA FIDELIDAD DE DIOS
La fe no libera el poder de la mente, libera el poder de Dios.
La mente no tiene poder, el espíritu lo tiene.
Hay dos campos de poder espiritual: El reino de Dios, y el reino de las tinieblas.
El reino del hombre se mueve en lo limitado del poder del hombre, pero es la creencia del hombre lo que abre las puertas al poder espiritual, en ambos lados.
Toda “buena dádiva” desciende se una sola fuente: Dios, el padre de las luces.
Hay una corriente muy popular hoy que se llama “humanismo”.
Es la fe en el poder del hombre, pero la idea no es nueva, muchas religiones orientales desde hace miles de años la promueven.
La iluminación desde adentro, no desde arriba.
No hace mucho escuché a un denodado humanista en un video de auto-ayuda decirlo claramente: “buscamos la luz que viene de adentro, no de arriba”.
Al menos fue sincero.
El principio de foco es exactamente lo inverso, la luz, el poder, la suficiencia y la salvación no está en nosotros, está en Dios y de Él dependemos para recibirlo.
Abraham y Sara aprendieron esta lección de tal forma que tuvieron el hijo de la promesa llamado Isaac contra todo pronóstico humano.
Ellos nos tenían fuerzas en si mismos, Abraham era viejo y Sara era además de avanzada en edad, estéril.
Cero probabilidades en términos humanos.
Pero vea donde hicieron foco Abraham, el padre de los creyentes y su hermosa esposa:

Romanos 4:18-21

18 El [Abraham] creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido

El creyó conforme a lo que Dios había dicho, no dudó por incredulidad en la promesa de Dios, se fortaleció en fe, en el si de Dios, no en lo que él podía.
En realidad, al leer su historia, vemos que tuvo que llegar a estar convencido de que él no podía para rendirse a Dios y su poder.
Entonces, cuando no había ni el mínimo foco en su propio poder, es que hizo foco en Dios dándole la gloria y el mérito a él.
Abraham no solo supo que Dios tenía una promesa para él, sino que necesito hacer de tal manera foco en Dios, hasta llegar al punto de saber en pleno convencimiento que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.
Aquí es donde muchos fallamos, conocemos las promesas, pero no terminamos de convencernos de que Dios tenga tanto poder como para hacerlas realidad.
Si Dios lo prometió, el puede cumplirlo, de otra manera no lo habría prometido.
Si Dios dice que Él suplirá todo lo que le falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19), seguro que Él puede hacerlo, no importa si el mundo a su alrededor grita lo contrario, Él tiene más poder que el mundo entero.
Si Dios dice que es poderoso para hacer que abunde en usted toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abunde para toda buena obra (2 Corintios 9:8), Él es poderoso para hacerlo.
Aunque parezca que en todo le falta todo, eso no cambia el poder de Dios. Lo que tiene que cambiar es su foco en la necesidad, para darle lugar al foco en el Dador.
Observe con atención donde colocó su foco Sara, esposa de Abraham:

Hebreos 11:11

11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.

Este registro es una gema de la fe. Sara siendo estéril, totalmente incapaz en si misma, recibió ¿de quién? De Dios.
¿Por qué causa recibió? Por fe. ¿Y qué fue exactamente lo que creyó? ¿Dónde hizo foco? EN LA FIDELIDAD DE DIOS.
Ella creyó que era fiel quién lo había prometido.
Dios lo había prometido y ella no terminaba de creer que Dios quería cumplirlo.
Eso es fidelidad, querer cumplir lo que se ha prometido.
Por alguna razón Sara necesitaba cambiar el foco hacia la fidelidad de Dios.
Tal vez pensaba que no lo merecía, quizás que no debía, o lo que fuera, lo cierto es que su foco estaba más en otro lado que en donde debía estar. Cuando se pudo enfocar con claridad en que Dios era fiel para cumplir su promesa, lo que quedo borroso en su fotografía mental fue la duda y entonces emergió el primer plano de Dios por encima de todo, su maravillosa fidelidad que prevalece sobre nuestras incapacidades y sobre cualquier obstáculo externo.
Dios es fiel a Sí mismo y está comprometido a Su Palabra. Solo necesita nuestro amén.
A Abraham le pasaba algo similar pero no con la fidelidad de Dios, sino con Su poder.
Tal vez estaba haciendo demasiado foco en la esterilidad de Sara, en su propia vejez, o en el tiempo inexorable que consumía su vigor… en todo menos en el poder de Dios.
Cuando Dios y Su poder ganaron el primer plano en su corazón, vino Isaac, el hijo de la promesa.
Abraham y Sara son llamados nuestros padres en la fe.
No se cual es su Isaac, solo se que cuando aplique el principio inmutable de fe del foco, nacerá la promesa en su vida trayendo el gozo que tal vez ha esperado como Abraham y Sara durante años.
El principio inmutable de fe de foco nos dice que el poder está en Dios, no en el hombre.
Luche por su fe, hágale frente al fuerte viento y al oleaje de la vida enfocado en el Hijo de Dios, escuche la promesa por encima de la gente que le dice que no moleste más al Maestro, y la gloria de Dios vendrá sobre su vida como vino sobre todos aquellos que se animaron a simplemente CREER .

By Pablo Seghezzo
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