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jueves, 16 de julio de 2009

El implacable amor de Dios Parte 2

Dios te bendiga!!.

La gracia de Dios

Exactamente, ¿Qué es gracia? quizas la definicion que mas se acerca a la verdad es que es un " regalo inmerecido", tambien sabemos esto de ella: lo que sea que es la gracia, Pablo dice que :

Tito 2:11-12

11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,

¿Cómo alcanzamos tal lugar, donde podamos ser enseñados por la gracia? ¿Y cual es la enseñanza que la gracia ofrece?
Según Pablo, la gracia nos enseña a renunciar a la impiedad y la lujuria, y a vivir una vida santa y pura.
Si es así, entonces necesitamos que el Espíritu Santo ilumine en nuestras almas los fundamentos verdaderos de esta doctrina.
Encontramos el secreto a la declaración de Pablo acerca de la gracia en 2 Corintios 8:9. El declara:

2 Corintios 8:9

“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”

Pablo no se esta refiriendo a riquezas materiales aquí, sino acerca de riquezas espirituales.
Numerosos pasajes comprueban esto.
En todas sus cartas, Pablo habla de las riquezas de la gloria de Cristo, las riquezas de la sabiduría, riquezas de gracia, de ser ricos en misericordia, fe y buenas obras. De igual manera, el Nuevo Testamento se refiere a las riquezas espirituales como opuestas a la mentira de las riquezas mundanas.
Pablo nos esta diciendo: “Aquí esta todo lo que necesitas saber acerca del significado de la gracia. Llega a nosotros a través del ejemplo del Señor. Sencillamente, Jesús vino a bendecir, edificar y animar a otros a expensa propia. Esa es la gracia de Cristo.
“Siendo rico, por nosotros se hizo pobre, para que a través de su pobreza nosotros fuésemos ricos.”
Jesús no vino a magnificarse o traer gloria a si mismo.
El entrego todo derecho al “Yo” en mayúscula, significando todo énfasis en el “Yo, y lo mío.”
Cristo dejo pasar toda oportunidad para ser el mayor entre sus compañeros.
Píenselo: el nunca pidió que la bendición se derramara sobre el para ser conocido o aceptado por los demás.
El no impuso su peso divino para obtener poder o reconocimiento.
El no se exalto a expensas del pobre; u hombres menos hábiles.
Y el no se glorió en su propio poder; habilidad o logros.
No, Jesús vino a edificar un cuerpo.
Y el lo demostró al gloriarse en las bendiciones de Dios sobre los demás.
Cuando Cristo camino sobre la tierra, el no estaba en competencia con nadie. Seguramente que escucho a sus discípulos glorificando sus grandes obras.
Sin embargo, en toda humildad, Jesús respondió, “Ustedes van a sobrepasarme.
Les digo, ustedes harán mayores obras que todas las mías.”
Luego, cuando llegaron los reportes que sus discípulos están haciendo esas mismas obras, echando fuera demonios y sanando gente, el danzo con gozo.
¿Cuantos de nosotros podemos reclamar este mismo tipo de gracia?
A mi vista, dolorosamente esta en falta en la mayor parte de la iglesia.
Pocos cristianos verdaderamente se regocijan cuando ven a sus hermanos o hermanas bendecidos por Dios.
Esto es especialmente cierto de muchos pastores. Cuando ellos ven a otro pastor cosechando las bendiciones de Dios, solo piensan en su propia condición.
Ellos dicen, “Yo he estado luchando en oración por años. Pero ahora este joven predicador viene al pueblo y Dios comienza a derramar bendición sobre el.
¿Y yo?”
Aquí esta el implacable amor de Dios: el regocijarnos al ver a otros bendecidos por encima de nosotros. Pablo escribe:

Romanos 12:9-10

“El amor sea sin fingimiento.
Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a la honra, prefiriéndoos los unos a los otros.”

Aquí tenemos una gracia que esta dispuesta a mantenerse humilde, aun cuando se regocija en la bendición de otro.

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