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jueves, 16 de julio de 2009

El implacable amor de Dios Parte 3

Dios te bendiga!!.

Poca gracia de Dios en la iglesia de Corinto

Pablo encontró a los cristianos Corintios en competencia unos con otros.
La iglesia estaba llena de auto exaltación, autopromoción, y búsqueda propia. Hombres y mujeres se gloriaban en sus dones espirituales, empujando por estatus y posición.
Ellos hasta competían en la mesa de santa cena.
Los creyentes opulentos desfilaban sus comidas exóticas, mientras que los pobres no tenían nada que traer.
Otros estaban tan orgullosos, que les precia como nada demandarse unos con otros para arreglar sus disputas.
Todo esto era contrario a la gracia que Pablo predicaba.
Estos Corintios estaban sellados con un “Yo” en mayúsculas inmensas.
Para ellos era todo tomar y no dar.
Aun hoy la palabra “Corintio” tiene como connotación su carnalidad y mundanalidad.
Pablo les dijo a estos creyentes,
1 Corintios 3:1,3

“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. … ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

(
Piensa en lo que Pablo estaba diciendo.
Los bebes solo buscan satisfacer sus propias necesidades.
Gritan para que los mimen.
Y los Corintios eran niños en esta forma.
Esta gente era suave con el pecado, algunos entregándose a la fornicación y hasta el incesto.
Cuando pensamos en tales creyentes, la palabra “santo” no llega a la mente.
Sin embargo, a pesar de toda su carnalidad, Dios dirigió a Pablo a escribirles a esta gente como:

1º Corintios 1:2-3

“la iglesia de Dios…a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos…Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”

¿Era esto un error? ¿Estaría Dios guiñando al compromiso de la iglesia?
No, nunca.
Dios conocía todo acerca de la condición de los Corintios.
Y el nunca pasa por alto sus pecados.
No, el saludo lleno de gracia de Pablo es un cuadro del amor implacable de Dios.
Trata de imaginarte la maravilla de los Corintios mientras escuchaban leer la carta de Pablo en la iglesia.
Aquí estaban creyentes contentos consigo mismos solo mirando por el numero uno.
Sin embargo, Pablo, escribiendo bajo inspiración divina, se dirige a ellos como “santos” y “santificados en Cristo.”
¿Por qué? Dios estaba asegurando a su pueblo.
Déjame explicar.
Si Dios nos juzgara conforme a nuestra condición, seriamos salvos un minuto y condenados el otro.
Seriamos convertidos diez veces al día y nos deslizaríamos diez veces diariamente.
Cada cristiano honesto debe admitir que su propia condición, aun en lo mejor, es una de lucha.
Todos aun estamos peleando, aun tenemos que depender de la fe en las promesas de Dios de misericordia.
Eso es porque aun tenemos debilidades y fragilidades en la carne.
Gracias al Señor que el no nos juzga conforme a nuestra condición.
Al contrario, el nos juzga por nuestra posición.

Ves, aunque somos débiles y pecadores, le hemos entregado nuestros corazones a Jesús, y por fe el Padre nos ha sentado con Cristo en lugares celestiales.
Esa es nuestra posición.
Por lo tanto, cuando Dios nos mira, el no nos ve según nuestra condición pecadora sino según nuestra posición celestial en Cristo.
Por favor no me malinterprete.
Cuando digo que Dios asegura a su pueblo en gracia, no me estoy refiriendo a la doctrina que permite al creyente a continuar en pecado promiscuo.
La Biblia aclara que es posible para cualquier creyente alejarse de Dios y rechazar su amor.
Tal persona puede endurecer su corazón tan repetidamente y tan rígidamente, que el amor de Dios no penetrara las paredes que el ha levantado.
Ahora mismo, puedes estar en una condición Corintia.
Pero Dios ve tu posición como que estas únicamente en Cristo.
Así fue como el trato con los Corintios. Cuando Dios los miraba, el sabia que ellos no tenían recursos para cambiar.
Ellos no tenían poder en si mismos para ser piadosos de repente.
Por eso el inspiro a Pablo a dirigirse a ellos como santos santificados.
El Señor quería que ellos conocieran la seguridad de su posición en Cristo.
¿Luchas con una debilidad? Si es así, quiero que sepas que Dios nunca será obstaculizado en su amor por ti.
Escúchalo llamándote “santo,” “santificado,” “aceptado.”
Y echa mano de la verdad que Pablo describe:

1 Corintios 1:30

“Mas por el estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;”

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